Refugio en la Naturaleza

Vista completa de Refugio en la Naturaleza, una obra en carbonilla que refleja la simbiosis entre arte y naturaleza, ideal para proyectos artísticos innovadores.

Concepto de la Obra

En una noche de viernes, cuando la vida me dejó sin hogar y la vulnerabilidad se apoderó de mi espíritu, el enojo y la injusticia me golpearon con fuerza. Estaba sola con mi hija, enfrentando el abismo, y en medio de ese caos, surgió en mí un impulso irrefrenable: tomar esas emociones y convertirlas en una obra que celebrara la fuerza y la libertad que llevamos dentro.

El carboncillo se convirtió en el testigo de una velada donde las luces y las sombras se encontraron, creando un espacio de introspección y transformación. La escena que emergió en el lienzo no fue una simple representación, sino una manifestación profunda de lo que significa ser madre: un pequeño establo, cálido y seguro, habitado por una yegua y su potrilla. No elegí esta imagen al azar. Estas dos figuras representaban la arquitectura de mi vínculo con mi hija, una elección consciente que contrastaba con la posibilidad de haber retratado animales de mayor porte.

En ese momento, quise capturar la esencia de lo que significa ser un refugio. No hablo de un lugar físico, sino de esa fortaleza que una madre se ve obligada a encontrar dentro de sí misma para proteger y guiar a su hijo. La yegua, en su serenidad, encarna la figura materna que, sin importar las circunstancias, se convierte en el hogar y el refugio de su cría. El potrillo, conectado a ella por un hilo invisible de amor puro y eterno, refleja la dependencia y la confianza que mi hija depositó en mí, incluso cuando todo lo demás parecía desmoronarse.

No podría contar cuántas veces afilé la punta del carboncillo, pero cada trazo que daba vida a estos animales estaba impregnado de un deseo profundo: que sus miradas transmitieran la seguridad de estar bien, de estar a salvo, a pesar de todo. Elegí a estos caballos no solo por su simbolismo de libertad, sino porque en su naturaleza está correr, avanzar sin detenerse. Un caballo que no corre, que no cumple su propósito, está destinado al sacrificio. Y así me sentía yo en ese momento: obligada a avanzar, a no detenerme, porque detenerse habría significado sucumbir.

Podría haber representado figuras más imponentes, pero estos dos caballos reflejan nuestra historia con exactitud. La maternidad me ha transformado en un ser capaz de convertir el dolor en alegría, de recorrer campos y montañas sin descanso solo por ver una sonrisa en el rostro de mi hija. Porque en la vida, como en esta obra, nuestro poder reside en nuestra capacidad de adaptarnos, de encontrar en medio del caos una nueva oportunidad para correr hacia nuestros objetivos, en libertad, sin mirar atrás.

Obra "Eco de Emociones Transformadas" pintada a carbonilla

Final

Refugio en la Naturaleza busca transmitir que, incluso en los momentos de mayor desesperación y caos, siempre existe la posibilidad de encontrar paz y refugio. Este refugio no es un lugar físico, sino la conexión indisoluble entre madre e hijo, esa seguridad que trasciende lo material y se convierte en el verdadero hogar. Y es en esa paz, en esa calidez, donde radica la fuerza para transformar cada final en un nuevo comienzo, cada obstáculo en una oportunidad para seguir corriendo, siempre hacia adelante, siempre en libertad.