Concepto de la Obra
Las emociones que tuve en mi mente al concebir esta obra pueden abrazar esa necesidad de sentirme deseada, lo cual habla de un vacío o carencia afectiva real, un alto precio que se paga por independencia y la libertad.
Comencé los trazos deslizando el miedo al compromiso en una prisión de sombras fuertes y duras mientras visualizaba una imaginaria escena de habitación.
Ese temor de pasar por experiencias perdiendo el tiempo o simplemente viviendo historias desagradables hace a una mujer elegir como mejor compañía la soledad.
Soledad que contradice a dos cuerpos encendidos en una pasión desenfrenada.
Elegí como protagonista a un hombre para contar la historia de una mujer. Él, en la penumbra de una habitación creado de sombras que entrelazan las formas de su cuerpo, su torso desnudo y mirada profunda es la encarnación de un juego que la mente de ella repite cada noche.
El deseo creciente en el rose de pasión de un cuerpo con otro puede ser como la fiebre que cura la más dura enfermedad. Una que la consume haciéndola olvidar su miedo al compromiso y perderse en una historia que podría dejarla vacía.
Su mente divaga entre la tentación de entregarse por completo y la decisión de seguir abrazando su falta de compañia, pero en su interior crece el deseo que ruge con fuerza creando un torbellino de fuego que sólo él puede apagar.
No encuentra en su mente la respuesta que la lleve a la certeza de si es algo que ha vivido o anhelado con todo su ser. Aunque lo que siente es tan palpable como la suavidad de la tela que él deja caer.
¿Dime si alguna vez has deseado recorrer la piel de un ser perdiendo la cordura y dejándote llevar por el más intenso deseo?
«Aún Respiro Tu Piel,» refleja de manera intensa la lucha interna entre el deseo y la soledad, así como el riesgo de entregarse a una pasión que podría tanto sanar como dejar más cicatrices.
Esta obra es… un acto de mi atrevimiento y una confesión